Esparvel Informa, Portada

Hasta pronto vencejos

agosto 4, 2019

 

Fue a finales de marzo cuando Amalia, del Centro de Estudios de Rapaces Ibéricas de Sevilleja de la Jara (CERI), nos propuso a Esparvel una idea sencilla en el fondo. Consistía en organizar un grupo de personas en la zona de Toledo para atender a los pollos de vencejos que cada temporada caen del nido y que, dado el alto número de casos que se da cada verano, no pueden ser tratados correctamente en el CERI. De forma que al centro de recuperación, solo llegasen los casos que necesitaran una atención más especializada. 

Esa era la idea. Ya estamos en agosto. Han pasado cuatro intensos meses, y parece todavía increíble que haya pasado todo lo que ha sucedido con lo que finalmente ha acabado denominándose, la Red de Vencejos Toledo.

En su momento, desde Esparvel no confiábamos en nuestra capacidad de respuesta a la propuesta del CERI. Lo que no contábamos era con el enorme empuje que darían todos los voluntarios que fueron interesándose por el proyecto. 

El proceso de difusión y captación de voluntarios ha conseguido que más de cuarenta personas se hayan involucrado de una u otra forma en el proyecto. El proceso implicó la realización de varias charlas informativas y formativas, a lo que hubo que añadir la difusión que el propio grupo que se iba conformando, hacía del mismo.

En ese momento apareció como agua de mayo, Ángel Velasco, de la Universidad de Castilla-La Mancha, que ofreció las instalaciones de la universidad como punto donde centralizar el reparto de la comida de los vencejos entre los voluntarios. Estas aves se alimentan exclusivamente de insectos. Por lo que, para recrear lo más acertadamente esta dieta, se les alimenta a base de tenebrios y grillos. Los tenebrios  se mantienen con vida hasta antes de su ingesta, lo que requieren unos cuidados especiales. Esto, junto con la proporción de complementos vitamínicos con condiciones concretas de mantenimiento, ha hecho que el papel de la facultad haya sido fundamental.

Desde la Delegación Provincial de Desarrollo Sostenible de Toledo, se nos proporcionó la inestimable ayuda de los Agentes Medioambientales de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Estos, nos trasladarían los vencejos que recogieran tanto en la ciudad de Toledo como en su área de influencia.

Ya teníamos todo montado, la red de voluntarios, el apoyo técnico del CERI, el alimento, la coordinación con los agentes medioambientales, faltaban los vencejos.

Fue el 25 de junio cuando el primero de ellos, un pollo de apenas una semana al que llamamos Calidad, entró. Tras él, desde ese momento, fue una constante entrada de estos pequeños surcadores del cielo en busca de un poco de ayuda. Llegó la ola de calor y con ella, el programa se puso a prueba, fue un final de junio y principio de julio de infarto. Días con entradas de 16 y hasta 23 vencejos. Pensábamos que no llegábamos, pero ahí estaba esa formidable red plantando cara a este reto, acogiendo más vencejos de los que inicialmente se les había dicho, “total un par de ellos más”, “cómo no vamos a acogerles”, decían, o buscando colaboradores de debajo de las piedras. Así, con voluntarios completamente entregados, conseguimos aguantar hasta el final.

Han sido más de 115 intervenciones, en donde se han recogido, vencejos y algún que otro avión, golondrina o incluso verderón despistado. Con lugares de procedencia tan dispares como Toledo, Sonseca, Illescas, Recas, Ajofrín, Yuncler, Madridejos, Santa Cruz de la Zarza, Yeles, Villa de Don Fabrique, hasta nos han llegado de la provincia de Ciudad Real y de la Comunidad de Madrid. Hemos atendido llamadas y mensajes pidiendo ayuda de lo más variadas, gente que nos preguntaba desde Palencia, Sevilla, o de la mismísima ciudad de Londres.

La cría ha sido tan personal que los voluntarios no se han dedicado a alimentar y liberar vencejos. Han padecido, sufrido y sudado, y finalmente disfrutado con la satisfacción de poder ver materializado tanto esfuerzo con la liberación de cada uno de estos pequeños viajeros intrépidos. De esta forma, fue liberado ese primer vencejo, Calidad, un 23 de julio, casi un mes después de estar con nosotros. Igualmente fueron liberados, Amor y Elsa, nuestros queridos vencejos pálidos, Sulliban, Jordan, Vicente, Sam, Tranqui, Magallanes, Arena, Gordito, Verdejo, Escandaleras, Sabatini. Así hasta un total a día de hoy de 87 vencejos liberados. Todavía quedan más de una decena cogiendo fuerzas para ese primer y decisivo vuelo inicial. Otros tantos, tras unos primeros cuidados, tuvieron que derivarse al CERI para una mejor atención por parte de sus veterinarios, debido a diversas patologías como inflamaciones, alas fracturadas, lesiones, infecciones parasitarias.

Ha sido un trabajo extenuante, en el que la gratificación la proporcionaba el saber que cada vencejo que conseguía ser cuidado por un voluntario, era un vencejo al que se le daba una merecida segunda oportunidad, y sobre todo el comprobar la enorme capacidad de respuesta y sacrificio de ese maravilloso grupo de personas que ha conseguido aunar esta iniciativa.

Por todo esto, merece un apartado especial los agradecimientos. En primer lugar a Amalia García, veterinaria del CERI, como germen creador de este grupo y alma del proyecto, que en todo momento ha estado asesorando y aconsejando sobre las numerosas dudas que surgían, y finalmente decidiendo qué ejemplares requerían ser derivados al CERI. A Javier Lorenzana, que no dudó ni un instante desde el primer momento en involucrarse de lleno en la coordinación de esta maravillosa aventura. A Ángel Velasco y a su equipo, Asunción Díaz y Manuel Funcia, de la Universidad de Castilla-La Mancha, por esa esencial ayuda que han ofrecido en la conservación y reparto de la alimentación, sin ellos hubiera sido imposible sacar esto adelante. A Juan Pablo Castaño, de la Delegación Provincial de Desarrollo Sostenible, por su apoyo e implicación, gracias a la cual se consiguió la coordinación con el cuerpo de agentes medioambientales. A estos últimos igualmente agradecer las facilidades aportadas. Y como no, a esa formidable red de voluntarios que se ha creado, y de forma especial a los que se han dedicado a sacar adelante a los vencejos. Labor que hay que destacar, es especialmente dura. Un ave que necesita de hasta cinco tomas al día durante periodos que pueden prolongarse hasta un mes, requiere de constancia y sacrificio, sobre todo si lo multiplicas por hasta seis vencejos como han llegado a tener alguno de nuestros cuidadores.

Por eso, en un lugar destacado de los agradecimientos están Virginia Escribano, Diego Estepa, Mario de los Reyes, Montse, Javier Garoz, Julia Villarreal, Jorge Puebla, Carlos Flores, Asunción Díaz, José Enrique Sánchez, Ángel Velasco, Pedro Luís Hernández, Jesús Moreno, Beatriz Castellanos, Juanjo, Alicia Martínez, Manuel Martín, Estrella Torres, Gema, Silvia Gómez, Carmina Moreno, Carolina, Pilar Garzán, Raquel Pérez, Iván Dorado, Javier Lorenzana, Pablo, Jota, Violeta Sanz, Aurora Moreno, Carlos Mulero, Manuel Funcia, Nazareth y Susana Domínguez.

A todos vosotros, abnegados cuidadores, mil gracias por hacer esto posible. Y a nuestros intrépidos vencejos, les deseamos un buen viaje. Y la tranquilidad de que, el año que viene a su regreso, nos tendrán aquí, para echarles una mano en la medida de nuestras posibilidades. 

Foto y logo cortesía de Mario de los Reyes.

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