Ardeidas y Esparvel unimos fuerzas, nuevamente, y denunciamos las limpiezas de cauces en plena época de cría y nidificación. Creemos firmemente en la importancia de cuidar y restaurar nuestros ecosistemas fluviales, no solo por el papel clave que desempeñan en la biodiversidad, sino también por su función en la prevención de avenidas y su valor para el bienestar de las comunidades locales. Por eso, nos preocupan las recientes intervenciones llevadas a cabo por la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) en el arroyo Papacochinos, en un momento especialmente sensible para la vida silvestre.
El valor ecológico del arroyo Papacochinos
El arroyo Papacochinos, como otros muchos cauces de nuestro territorio, es mucho más que un canal por donde fluye el agua: es un auténtico corredor ecológico. En sus orillas anidan y se refugian aves como el ruiseñor bastardo, el avetorillo o el carricero común. Entre sus aguas viven ranas, galápagos y peces; y en sus zonas de vegetación densa pueden encontrarse mamíferos discretos como el meloncillo o incluso especies en peligro como la nutria.
Durante los meses de primavera y verano —aproximadamente entre marzo y agosto— estos seres vivos encuentran en estos espacios el lugar adecuado para la cría, el refugio y la alimentación. Por este motivo, la normativa ambiental desaconseja realizar limpiezas o trabajos de dragado durante este periodo.
Una intervención poco oportuna
Las recientes actuaciones de limpieza y dragado en este arroyo se han producido en plena época reproductora. Esta intervención, lejos de suponer una mejora ecológica o preventiva, ha causado alteraciones significativas en el hábitat: retirada indiscriminada de vegetación, afección a zonas sensibles para la fauna y acumulación de restos vegetales (como cañas cortadas) dentro del mismo cauce. Todo ello puede comprometer tanto el equilibrio del ecosistema como la propia funcionalidad hidráulica del arroyo ante posibles episodios de lluvias intensas.
Propuestas para una gestión más respetuosa
Desde Esparvel queremos proponer soluciones y tender puentes hacia una gestión más equilibrada y eficaz de nuestros cauces. Con ese espíritu constructivo, planteamos algunas alternativas:
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Planificación estacional de los trabajos
Ajustar el calendario de desbroces selectivos para evitar los meses de mayor sensibilidad ecológica (marzo-agosto), salvo en situaciones de riesgo o emergencia perfectamente justificadas. -
Desbroces selectivos y controlados
En lugar de eliminar toda la vegetación, es preferible hacer actuaciones selectivas que retiren especies invasoras como la caña común (Arundo donax), conservando la vegetación autóctona que aporta estabilidad y refugio para la fauna. -
Retirada completa de restos vegetales
Es fundamental que los restos cortados no se dejen dentro del cauce, ya que podrían provocar obstrucciones o favorecer el rebrote de especies invasoras. -
Restauración ecológica con especies autóctonas
Donde sea necesario, se puede acompañar la intervención de programas de revegetación con especies típicas de ribera como sauces, tarajes, álamos o fresnos, que estabilizan los márgenes y mejoran la biodiversidad. -
Colaboración con entidades locales y científicas
Incluir en la planificación a colectivos conservacionistas, universidades y ayuntamientos puede enriquecer el diagnóstico del cauce y garantizar una actuación más informada, eficiente y respetuosa.
Caminar hacia una cultura del río
El reto que enfrentamos no es sencillo, pero sí urgente. Necesitamos pasar de una visión del río como una simple infraestructura hidráulica a una concepción más rica, que reconozca su valor ecológico, social y cultural. Porque los ríos son vida, y su cuidado —hecho con conocimiento, sensibilidad y sentido común— es también un legado para las generaciones futuras.
Desde Esparvel, ofrecemos nuestra colaboración a todas las instituciones implicadas para avanzar hacia este modelo de gestión compartida y sostenible. Estamos convencidos de que, con diálogo y cooperación, es posible conciliar la prevención de riesgos con la conservación de la biodiversidad.
Por unos ríos vivos, resilientes y llenos de futuro.